Un reencuentro con el Credo… aunque todavía no somos amigos de nuevo
Han pasado casi tres semanas de la salida de Assassin’s Creed Shadows, el último juego de la histórica saga de Ubisoft. El juego se consolidó como un exitazo en ventas y ha recibidos críticas generalmente favorables. Hoy queremos dar nuestra opinión del titulo, pero antes déjenme contarles un poco mi experiencia con esta saga:
Yo llevaba años desencantado con la franquicia Assassin’s Creed. Aclaro desde ya: Origins no me pareció un mal juego. De hecho, fue un buen intento por refrescar la fórmula. Pero Odyssey y Valhalla… esos dos me rompieron el alma de fan. Juegos enormes, sí, pero vacíos, repetitivos y más interesados en inflar su duración artificialmente que en ofrecer una experiencia cohesionada.
Con Mirage, ni siquiera llegué a comprometerme. Lo probé, avancé unas horas, pero me costó seguir. Y eso que el protagonista es interpretado por el mismo actor que hace del Agente Stone (o Roca, para los que lo vieron en español), el inseparable secuaz del Dr. Eggman en las películas de Sonic. Ni con ese bizarreada logré engancharme.
Durante años, Assassin’s Creed fue mi saga favorita. Ninguna franquicia podía igualarla a mis ojos. Tenía una mezcla irresistible de historia, sigilo, estilo y narrativa que simplemente me fascinaba. Así que cuando se anunció Shadows, con su ambientación en el Japón feudal (un setting que me encanta) y su aparente regreso a mecánicas más clásicas, sentí algo que no sentía desde hacía tiempo: esperanza.
A medida que se fueron revelando detalles del juego, esa esperanza fue creciendo. No al nivel de hype ciego, pero sí con el anhelo genuino de que esta vez las cosas saldrían mejor. Y ahora, después de jugarlo a fondo, puedo decir que Assassin’s Creed Shadows es, por fin, un paso real en la buena dirección. No es el retorno glorioso que soñé, pero sí un regreso a la buena senda (del shinobi, je). Hay aciertos importantes, una intención clara de recuperar la identidad perdida, y aunque aún queda mucho por pulir, al menos la brújula ya apunta hacia donde tiene que apuntar.
¿Comenzamos?

Una carta de amor al Japón feudal (sin copiar a nadie)
Uno de los mayores aciertos de Assassin’s Creed Shadows está en su ambientación. Ubisoft no se guardó nada en este apartado: templos entre la niebla, pueblos rurales bañados por la lluvia, castillos fortificados con detalle enfermizo… El mapa se siente vivo, denso y estéticamente impecable.
Pero claro, cuando se anunció este título, una duda flotaba en el aire: ¿va a superar a Ghost of Tsushima? Spoiler: no lo hace. El juego de Sucker Punch sigue siendo la cúspide absoluta en cuanto a la ambientación del Japón feudal en videojuegos.
Sin embargo, Shadows le hace una competencia más que digna, especialmente porque no intenta copiarlo. Tiene su propio estilo visual y narrativo, más sucio, más crudo, más Assassin’s Creed. Y eso es lo que lo salva de sentirse derivativo. Shadows tiene una excelente ambientación y es sin duda el juego más bonito de toda la saga de Assassin’s Creed.
Además, la inmersión se ve reforzada por algo que deberían haber hecho hace años: los personajes hablan en sus idiomas nativos —inglés, japonés o portugués, según el caso— y los subtítulos y cinemáticas se adaptan en tiempo real. Esto le da un nivel de autenticidad que se agradece muchísimo.
Lastimosamente, esta ambientación está acompañada por un soundtrack que honestamente no me pareció la gran cosa. Es el que esperarías escuchar en un juego ambientado en el Japón feudal, pero Ubisoft nos tenía acostumbrados a soundtracks memorables. Solo basta recordar:
• “Ezio’s Family” de Assassin’s Creed II, una pieza icónica que aún hoy emociona.
• “Main Theme” de Assassin’s Creed IV: Black Flag, con ese aire aventurero tan especial.
• “The Leap of Faith” de Assassin’s Creed Unity, que acompañaba como anillo al dedo los momentos épicos.
Shadows, por su parte, tiene un tema principal que destaca, pero el resto de la banda sonora se siente genérica. Funciona, pero no emociona. No hay melodías que se te queden pegadas o que quieras volver a escuchar después de apagar la consola. Es un apartado correcto… y nada más.

El mejor combate de la franquicia
El sistema de combate ha sido objeto de críticas por años. En Shadows creo que por fin se ve una mejoría sustancial. Tanto Naoe como Yasuke ofrecen experiencias de combate que se sienten ágiles, brutales y —lo más importante— divertidas. Naoe permite un enfoque más técnico y veloz, mientras Yasuke se siente como un tanque imparable.
Ambos están bien animados y responden de forma fluida, aunque, de nuevo, la balanza se inclina por Naoe si preferís una experiencia más táctica y fluida. Es el mejor combate, al menos a mi parecer, de la saga. Soy el primero en admitir que me encantaba el combate super simplista de los juegos originales, donde presionar un solo botón te permitía desparramar hasta a tres enemigos al mismo tiempo si el timing era el correcto, pero sé muy bien que esto es muchísimo mejor a nivel gameplay.
Básicamente, tiene la profundidad que tienen los RPGs de esta saga (que es una profundidad que te llega hasta los tobillos, pero profundidad al fin) con animaciones muchísimo mejores que estos últimos. Por supuesto, al ser un RPG, hay varios árboles de habilidades que podemos ir desbloqueando mientras avanzamos, y al igual que antes, son buenos a medias.
Siguen habiendo habilidades que se sienten inexistentes (las típicas de subir un 2% el daño causado, por ejemplo), pero también hay otras que son mucho mas sustanciales, que nos permiten afrontar los combates de maneras diferentes, como poder usar el gancho para agarrar a nuestros enemigos y arrastrarlos en combate.

Un sigilo que vuelve a tener sentido
Otro punto fuerte a favor de Shadows: el regreso del sigilo con peso real. Ahora puedes adoptar una “posición cuerpo a tierra” —al más puro estilo Solid Snake—, lo que permite deslizarse por zonas bajas, esconderse mejor y planificar emboscadas con más estrategia.
Y lo que para muchos será un alivio: vuelve la opción de asesinatos garantizados. Es decir, si no te detectan, el asesinato con hoja oculta es letal sí o sí. Esta es una opción que puedes activar desde el menú del juego, ya que de base seguirás encontrando enemigos que no podrás asesinar en modo sigilo, obligándote siempre a entrar en combate.
Pero, si sos como yo, activas esa opción y adiós a esa absurda lógica RPG donde clavar una cuchilla en el cuello de alguien sirve para quitarle solo un 10% de vida. Esto te permite enfrentarte a enemigos de niveles más altos que vos, siempre y cuando no te vean. Es un diseño que premia la astucia en vez del grinding, y eso siempre es bienvenido. El sigilo vuelve a ser un pilar real del gameplay, y no una ocurrencia secundaria como venía pasando.
Importante: todo lo bueno del sigilo solo aplica para Naoe. Yasuke para el sigilo es igual de agraciado que Link cuando se ponía las botas de metal en Ocarina of Time.

Dos protagonistas, una balanza muy inclinada
La idea de controlar a dos personajes ya la vimos en Assassin’s Creed Syndicate. Shadows intenta retomar ese concepto y aunque tiene buenas intenciones, no está del todo bien ejecutada, algo que en mi opinión también sucedía con el juego londinense, pero en esta nueva entrega se siente incluso peor, algo que lamento porque realmente me interesaba mucho el concepto del protagonista dual.
Yasuke, fuera del combate, se vuelve un personaje torpe para las mecánicas de sigilo. Es grande, poco ágil y cero sutil. Naoe, en cambio, puede moverse por las estructuras con una gracia que roza lo poético. Y si además preferís su estilo de combate —como es mi caso—, entonces Yasuke termina siendo más decorativo que útil. Un pisapapeles con armadura.
Esto último es clave: si encontrás más divertido combatir como Naoe, Yasuke pierde todo propósito práctico. No aporta nada que ella no pueda hacer igual o mejor, y en algunos aspectos, hasta lo supera claramente. Es una pena, porque Yasuke tiene potencial narrativo, pero a nivel gameplay queda relegado a ser el peor de los dos protagonistas. En una saga donde el movimiento por el mapa es tan importante, un personaje como él quizás no es la idea más brillante.
En lo que sí ambos brillan, y mucho, es su sentido de la moda. Lo digo sin vergüenza: valoro muchísimo la moda en los videojuegos. Y Assassin’s Creed Shadows me dio más de una alegría en ese aspecto. Los atuendos disponibles para Naoe y Yasuke son, simplemente, espectaculares. Elegantes, variados, personalizables y con mucho estilo.
Después de años de armaduras genéricas y capas sin gracia, este juego recupera ese toque fashionista que tanto se extrañaba. Ya sea para pasar desapercibido o intimidar, vas a encontrar una estética que se adapta a tu estilo de juego y gustos personales. Aunque no lo crean, lo hermoso de las armaduras de Yasuke terminaron siendo mi principal motivo para seguir usándolo a pesar de preferir bastante más a Naoe.

El parkour sigue en la UTI
Y hablando de movimiento… el parkour. Esa mecánica que definió a Assassin’s Creed en sus inicios sigue sin levantar cabeza. En Shadows hay mejoras leves, pero el sistema sigue siendo tosco, automatizado y poco gratificante. Correr manteniendo presionado R3 fue una decisión tan cuestionable que quien la tomó ya debería estar despedido… y conociendo a Ubisoft, probablemente ya lo esté.
Aunque las animaciones son hermosas —Naoe se mueve como para emocionar al mismísimo Daredevil—, el diseño del mapa no acompaña. El terreno es plano, con pocas estructuras verticales interesantes. El gancho salva un poco la movilidad, pero no reemplaza el gozo de un buen “free run”.
Sí, ya sé: “no sería realista poner edificios altos en el Japón feudal”. Pero tampoco lo eran las vigas saliendo de las paredes en la Florencia de Assassin’s Creed II, y ahí estaban. El punto es adaptar la realidad al estilo del Credo, no al revés.
Esto último es realmente un bajón, porque a diferencia de entregas anteriores donde el mundo abierto parecía un relleno sin alma (cof cof Valhalla), en Shadows hay motivación real para salir a explorar. Las misiones secundarias son variadas —algunas más interesantes que otras—, y los personajes que encontrás en el camino suelen tener un carisma que se agradece.

La historia y la checklist eterna
La narrativa de Assassin’s Creed Shadows comienza con fuerza. Hay intriga, traiciones, y motivaciones personales que realmente enganchan. Por momentos, parece que va a ser una de las tramas más sólidas de la saga. Pero a medida que avanza, todo se va diluyendo.
La estructura gira demasiado alrededor de una lista de asesinatos que se vuelve cómicamente larga, más estirada que las espadas del caos de Kratos. El ritmo sufre por eso. No hay una progresión narrativa clara ni un antagonista realmente memorable. Se siente como una colección de pequeñas historias y venganzas que no terminan de cuajar en un gran relato.
Ahora bien, hay salvavidas: el modo canon elimina la toma de decisiones y ofrece una experiencia más lineal y coherente. Para los que crecimos con historias con peso y foco narrativo, esto es un regalo, y por supuesto que lo active porque antes muerto que volver a hacer una elección sin relevancia en un RPG.
Y no quiero dejar de destacar algo: Naoe y Yasuke son protagonistas carismáticos. Tal vez no los recordemos dentro de diez años como a Ezio o Edward (bueno, si sos uno de esos raritos capaz te vas a seguir quejando de Yasuke), pero cumplen con creces, y sus interacciones con los personajes secundarios dan vida a un mundo que por momentos brilla.

En conclusión, ¿vale la pena Assassin’s Creed Shadows?
Assassin’s Creed Shadows es un punto de inflexión. No porque sea perfecto, sino porque por fin parece que Ubisoft empieza a recordar lo que hizo grande a esta franquicia: el sigilo con peso, el parkour más estilizado (que aún queda a deber), el mundo detallado y los personajes con identidad.
Hay decisiones de diseño torpes, mecánicas que todavía necesitan pulido, y una historia que prometía más de lo que entrega. Pero también hay mucho que celebrar: una ambientación cuidada, una dirección artística poderosa, combate realmente divertido, y dos protagonistas con potencial.
No es una obra maestra. No es un nuevo Black Flag. Pero es una base sólida para lo que puede venir. Y después de tanto tiempo, eso ya es motivo para volver a prestar atención. Esperaré con ansias el próximo anuncio de la franquicia, que ojalá sea un juego que siga esta línea.
En resumen
Aspectos positivos
- El sigilo vuelve a brillar, especialmente con la opción de “asesinato garantizado”
- Gran mejora en el combate respecto a anteriores juegos
- Ambientación muy lograda del Japón feudal, con identidad propia
- Opciones de personalización de atuendos super completa
- El mundo abierto tiene contenido interesante
- El “modo canon” ofrece una historia lineal como los juegos clasicos de la saga
Aspectos negativos:
- La dualidad de protagonistas está mal equilibrada a nivel gameplay
- El parkour sigue siendo flojo a pesar de verse mejor
- La historia es poco memorable, con villanos poco interesantes
- Banda sonora olvidable
Nota final: 7/10
Assassin’s Creed Shadows es, sin dudas, el mejor juego de la franquicia en muchos años. Si como yo te alejaste de la saga tras Odyssey o Valhalla, este es el título que puede devolverte la fe. No es perfecto, pero es sólido, entretenido y con alma. Si alguna vez disfrutaste de los Assassin’s Creed clásicos, este merece una oportunidad… pero siendo honestos, quizá no al precio completo. Así que afilen sus hojas ocultas, ajusten sus kimonos y estén atentos a una buena rebaja. Ahí sí, láncense sin miedo: probablemente no lo lamenten.