ANÁLISIS DE THE ELDER SCROLLS IV: OBLIVION – UN REMASTER INNECESARIO

Oblivion: la sorpresa que no fue

Tras años de especulaciones y filtraciones, The Elder Scrolls IV: Oblivion Remaster (Oblivion) es una realidad. A casi 20 años de su lanzamiento en PC y Xbox 360, el videojuego de Bethesda regresa a la vida para copar las consolas de nueva generación, acompañado de una mejora gráfica gracias a Unreal Engine 5 y una serie de ajustes realizados para prolongar la calidad de vida del título. Si bien este lanzamiento fue algo “sorpresivo” y bien recibido por el público en general, creo que una de las discusiones que debemos dar es si realmente vale la pena la disposición de recursos millonarios para traer algo del pasado que todavía, en términos propios, sigue siendo jugable en su versión original.

De dónde venimos

Hemos vuelto al 2006, un año después del lanzamiento de la Xbox 360. El mundo, que todavía estaba acostumbrado a juegos más íntimos y pequeños, no estaba preparado para todo lo que vendría después. Oblivion, en este caso, fue uno de los títulos que rompió con el molde y se animó a trasladar a consolas la inmensidad de un escenario grande y vivo que, hasta el momento, performaba mejor en PC. Desde entonces, un nuevo mundo de posibilidades se abrió ante el público: ahora teníamos un extenso terreno que explorar y pasar horas recorriendo bajo total libertad.

Bethesda, que hasta ese momento había tenido un mejor desempeño en el terreno de las computadoras personales, decidió continuar el camino que había construido con The Elder Scrolls III: Morrowind en consolas. Es por eso que, años más tarde, con todo lo aprendido, nos dio la posibilidad de jugar juegos más grandes e interesantes como lo fue Oblivion —y posteriormente Fallout 3— desde la comodidad de nuestro sillón, sin tener que estar pegados a la PC.

Si bien las limitaciones existentes en consola, en comparación con las de una computadora, eran evidentes, Bethesda —quizá con un poco de magia negra— entregó una obra que, a día de hoy, es totalmente jugable. Oblivion es una obra anacrónica de 20 años que sigue brillando con la fuerza de un sol. Porque no solo fue que el juego sea bueno como producto técnico, es que, también, fue pensado para durarnos toda la vida por la cantidad de contenido que tuvo.

Con una campaña que rozaba las 30 horas, y se extendía 184 si queríamos completar el juego al 100%, The Elder Scrolls IV: Oblivion ofrecía mucho más de lo que a simple vista podría haber parecido un RPG más del montón. Había un coliseo, tenía una gran cantidad de misiones secundarias, centenares de mazmorras a explorar y muchas habilidades que mejorar. Todo esto condensado en un DVD de doble capa y apenas pesando 8 GB. ¿Proeza técnica? Puede ser, pero para mí, lo que sí había, era amor. Amor por darle al público un juego que nos hiciera sentir especiales. Así como lo hizo conmigo.

Lo más interesante siempre es jugar

¿Qué pasa cuando decimos que algo material tiene alma? Cuando sucede esto, el objeto material, que no solo es una entidad física, tiene una esencia inmaterial que lo dota de una fuerza vital o un principio que lo anima y le da carácter. La versión original de Oblivion es un claro ejemplo de algo que contiene, en miles de líneas de códigos de programación, una pequeña pizca de humanidad que nos invita a jugar. Y la razón de este sentimiento de pertenencia es que el título de Bethesda nos acerca nuevamente a un instinto que está ligado intrínsecamente a la historia del hombre desde su existencia: el jugar

Desde que el hombre todavía caminaba sobre sus cuatro extremidades —y mucho anterior al desarrollo del pensamiento—, existe una condición que nos es irrevocable: el afán por jugar. Explicado bajo el concepto de Homo Ludens (Hombre que juega) entendemos que el “jugar” siempre formó parte medular de la esencia del hombre. Sin embargo, con el avance del tiempo, la sociedad ha deslizado a que la humanidad pierda ese interés de jugar como acto recreativo y lo ha ligado a algo completamente infantil o, en el peor de los casos, algo con beneficios económicos logrando que, en la mayoría de los casos, algo visto como recreativo sea productivo.

A estas alturas del partido, encontrar momentos donde podamos distender y hacer uso de nuestro tiempo para el ocio es realmente complicado. Los constantes empujes y presiones de nuestro alrededor nos obligan a concentrarnos en cosas que no son propias del concepto humano más primitivo. Hace que cada vez sintamos una desconexión más real con lo que nos hace personas y nos veamos ungidos en complejas e intrincadas situaciones que nos obligan ser máquinas de producción antes que humanos.

Oblivion, siendo parte de un medio de entretenimiento, nos permite reconectar con aquello que muchas veces damos por perdido: el jugar por jugar. Porque tiene la capacidad de poder hacernos pasar horas perdidos en su mundo y siempre recordarnos que estamos jugando. Si bien algunos sectores más conservadores podrían pensar que el estar haciendo algo que, a ojos de las masas no sirve para nada, la realidad es que poder jugar nos hace sentir completos y no tantas cosas nos hacen poner contentos como el poder sentirnos humanos nuevamente.

No hay nada nuevo

Jugando al remaster —que perfectamente podría ser un remake—, me di cuenta de que hay cosas que me terminaron despegando un poco de esa idea que tenía en un principio. Quizá flasheado por la nostalgia o por lo que el Oblivion original significó para mí, me encuentro en una posición poco cómoda para analizar este juego sin quedar como un idiota que, en varias ocasiones, se contradice todo el tiempo. Esta “nueva” versión la encuentro no como un acto de amor o algo que nos podrían haber regalado, sino como algo propio de las tendencias del mercado.

¿Está mal que sea así? Desde el lado sentimental creo que no, porque es volver a visitar paisajes que me imaginé una y otra vez de joven, en mejor definición y con un realismo interesante. Ahora, del lado más pensante de mi cerebro, no encuentro motivo alguno para sacar un juego así sabiendo que todavía Bethesda adeuda una continuación a Skyrim. The Elders Scrolls VI fue presentado hace 7 años y desde entonces, no hemos tenido noticias de ese juego. Una tristeza absoluta como se desperdicia tiempo y recursos en algo que, todavía, como el juego original, es jugable.

Sin embargo, si vamos al caso, los datos me contradicen completamente, porque ni bien salió, esta remasterización se colocó rápidamente en el top de ventas de Steam con un alto pico de jugadores en simultáneo. Y qué decir de la gente que lo está jugando a través de Xbox Game Pass, la cantidad de usuarios disfrutando de este juego deben haber superado las expectativas. Quizá, de esta manera, Bethesda pudo recuperarse de lo que fue Starfield, un juego bueno, pero qué era más de lo mismo y con algunos detalles que faltaron por pulir.

En este caso, un poco va por ahí el análisis de Oblivion. Este juego es algo que la mayoría de los amantes de los RPG ya experimentó y disfrutó en algún momento de su vida. No hay nada más que una redefinición de gráficos y alguna que otra mejora para prolongar la vida útil de este juego. Entonces, si ya jugaste este título, no te vas a encontrar con algo que cambie tu vida para siempre, al contrario, sería como experimentar uno de esos famosos remakes de Zelda con Raytracing. Si bien la historia es interesante y tiene muchísima capacidad de entretenimiento, no es algo que no hayamos jugado.

Las virtudes

Hablando netamente de The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered, y siendo objetivo sobre su lanzamiento, este juego les da la posibilidad a nuevos usuarios que conocieron la franquicia con Skyrim puedan recorrer Cyrodiil y explorar cada rincón de este magnífico mundo y, a su vez, exprimir hasta el final cada mazmorra y quest secundaria que tenga dicho título. Es una opción interesante para aquellos que tengan ganas de perderse en un RPG que tiene muchas cosas de juegos clásicos y las mejoras respectivas para adaptarlo a las nuevas generaciones de jugadores.

Uno de los nuevos añadidos es la posibilidad de poder correr. Si, por más extraño que suene, el juego original salido en 2006 no tenía la posibilidad de esprintar de manera normal, la única forma en la que podíamos ganar velocidad de movimiento era sumando puntos en nuestra rama de atletismo o utilizando hechizos que nos hicieran más veloces. También, algo que debo destacar, es la sensación de impacto que tiene el combate: ahora, cuando ataquemos a un enemigo, veremos como este mismo recibe el golpe haciéndolo tambalear.

El combate, a rasgos generales, se ha mantenido igual. Con RT/R2 golpearemos de manera normal y si mantenemos el botón apretado, realizaremos un golpe cargado que consumirá más estamina, pero hará más daño. No esperes una redefinición de conceptos o algo similar a Dark Souls, porque el juego es bastante arcade en ese sentido. Si noté que ahora las armas, tras encadenar dos golpes seguidos, el tercero tendrá una animación diferente, como si fuera un remate o una estocada.

Combatir contra un gran grupo de enemigos se vuelve un tanto simplón dadas las condiciones del juego. Algo que podría verse como un momento increíble, queda aparentemente anulado por como se desarrollan dichas batallas. Por momentos es atacar, cubrirse, esperar que ataque, ver como no te hacen focus y se va con tu compañero, volver a pegarle, cubrirse y repetir. Es limitado y simple; y para 2006 eso estaba bien. Ahora, con la inmensidad de posibilidades que nos han dado en otros videojuegos, estoy seguro de que Oblivion remastered no es agradable por el combate, como si lo es por su narrativa.

Los problemas de siempre con Unreal Engine 5

Unreal Engine 5 viene siendo uno de los motores predilectos elegido por los desarrolladores cuando quieren remasterizar sus juegos antiguos. Sin embargo, las experiencias que he tenido con él, han sido catastróficas. Desde que jugué el remake de Silent Hill 2 en PS5, me encontré con un motor que tiene una increíble capadidad gráfica, pero que, en cuestiones de rendimiento, deja muchísimo que desear. Y Oblivion no está excento de los problemas que tiene este motor.

Si bien Gamebryo, el motor original del juego, rige los aspectos de físicas y combates, lo visual está estrictamente relacionado con el UE5 y durante mi partida experimenté una gran cantidad de bugs visuales y bajadas importantes de cuadros en momentos de exploración por el mundo abierto o en combates. La tensión que debería generar combatir contra un Daedra poderoso no estaba ligada al combate en si, sino que, en esta versión, la tensión viene por parte de un pésimo desempeño a nivel jugable llegando al punto de estar por debajo de los 30 FPS en cuestiones de segundo.

Por esas caídas abruptas que rompen con la experiencia y momentos donde los personajes pierden su ropa, no hay agua en las cascadas o simplemente la estabilidad de cuadros se pierde por completo, estoy muy disgustado con lo que nos ha dado Virtuos y Bethesda. La versión de Xbox Series X, en el modo rendimiento, deja muchísimas cosas sin cuidar y diría que es la peor forma de jugarlo. Creo que será cuestión de tiempo que los desarrolladores liberen parches para estabilizar a este juego, porque así como está, no es divertido de jugar.

De igual forma y tirado por la ambiguedad, es sorprendente el nivel de detalle que tiene este juego. Cada montaña y detalle lucen realmente increíbles. Todos los elementos vivos en el juego tienen un rostro agradable y buenos movimientos de cara, bastante más naturales que el juego original. Sin embargo, no me puedo dejar llevar solamente por cómo se ve, porque a la hora de la verdad el juego no funciona bien.

Será hasta la próxima visita

Me toca tratar de cerrar este análisis sin saber todavía si recomiendo el juego o no, porque si no sos suscriptor de Xbox Game Pass, vas a tener que pasar por caja y The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered tiene un costo de 50 Dólares aproximadamente. En el caso de que no hayas conocido este juego en su momento y te hayas quedado enamorado de Skyrim es una buena oportunidad para encontrarte con un RPG de la vieja escuela, un juego único y lleno de cosas por hacer, reconectándote con lo más humano que tenemos: el jugar. Pero, si ya te empapaste hasta la cabeza con la versión original de Oblivion, no es una compra segura. Cualquiera que sea el caso, les recomendaría que esperen actualizaciones futuras de optimización así, por los detalles que este remaster destaca, realmente se hacen valer.

En resumen:

Aspectos positivos:

  • Buena historia
  • Secundarias a la altura
  • Profundidad de personalización
  • Banda sonora increíble

Aspectos negativos:

  • Pésima optimización
  • Gameplay mejorable
  • Mismo sistema de combate de siempre
  • Crasheos y bugs constantes

Nota final: 7,50/10

Si bien The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered es un juego que circulaba ya por lo bajo, la sorpresa de su lanzamiento fue interesante. Lastimosamente no logré conectar con él y eso no es culpa del mal rendimiento que tiene o que sea algo que ya experimenté más de 100 veces. Sino que me pasó lo mismo que me sucedió con Starfield: estoy cansado de la misma formula de Bethesda en todos sus juegos. Estoy cansado de las versiones diferentes que tiene Skyrim y estoy cansado de que pasen los años y aún sigamos sin saber qué nos depara el futuro de The Elder Scrolls.

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Pancho

Hincha de Boca, Riquelme y Skyrim.

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