NIGHT CITY, UNA CIUDAD ESPECIAL PARA MI
¡Levántate Samurái! ¡Tenemos un Blade Runner que quemar!
Cyberpunk 2077, queramos o no, marcó un antes y un después en la industria de los videojuegos. Su lamentable estado de salida al mercado logró que muchos usuarios evitasen hacerse con una copia. Sin embargo y pese a todos los problemas que tuvo, el titulo tiene cosas interesantes para ofrecernos. Una de ellas es la libertad de tomar caminos y poder disfrutar del videojuego del modo que queramos. Por eso mismo, en mi nueva partida me pude permitir absorber lo que propone, su ciudad y referencias. El universo creado por CD PROJEKT RED guarda una estrecha relación con el mundo que Ridley Scott creó para Blade Runner inspirado en el libro «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?» de Phillip K. Dick. Lo cual hace mas enriquecedora la propuesta para quienes sean fanáticos de la ciencia ficción y todavía no hayan jugado a este gran videojuego.
Misma persona, otra historia que contar
Volví a hacerme el mismo «V», mismas especificaciones, color de pelo y barba. Básicamente repliqué a mi personaje creado en PC. Le coloqué en la misma posición la nariz, los pómulos y la boca. El juego me permitió crear algo que, si bien es un personaje ficticio, consta de carácter propio y tiene la particularidad de ser semejante a mi. Tomé la decisión de volver a elegir el inicio del «Nómada» ya que, al conocer el prologo y saber como funcionaban las primeras misiones, no me demoraría en completarlas cuando decidiera avanzar con fuerza por la línea principal. También por el hecho de que pude prestarle especial atención a los entornos y detalles que rodeaban la ciudad.
Comenzaba de nuevo la vida de aquel personaje. Tomé el coche y recorrí Watson (zona inicial de Night City) de punta a punta completando encargos, misiones secundarias y tareas para la policía local. Sentí la comodidad de que el juego no me obligó a realizar el prologo de manera acelerada y de que pude recorrer libremente la ciudad. Logré subir de nivel y adquirir mucho dinero completando actividades. Conseguí mejorar las habilidades e hice crecer mi reputación como un ayudante de policía caminando los inmensos callejones y «borrando» algunos criminales.
Sin embargo, a comparación de la anterior build que estaba creando en PC, cambie el estilo de juego a uno mas detectivesco, pase de ser «bruto» a ser alguien que se detiene y observa. Pasé a ser un Blade Runner. Primé la inteligencia sobre la fuerza y los reflejos sobre la tecnología. El cuerpo humano de mi personaje no fue casi alterado, salvo por los implantes que son obligatorios dentro de las primeras horas de juego.
El diario del Replicante en un mundo eterno
Cuando pensamos en lo que hace que un videojuego se sienta vivo no hablamos solamente de que tan grande es el mapa o de cuantos NPC hay en la calle. Sino con que facilidad pueden incluirte en ese mundo sin perder la magia que lo hace único.
La noche, el jazz, la gente, los edificios y la lluvia son los artífices responsables de una atmósfera que hasta ahora muy pocos títulos han logrado crear. Disfruté relacionarme con la gente y conocer las zonas mas peligrosas del videojuego. En Night City convergen miles de historias y nacionalidades. Recorrí cada kilometro de Watson y nada se repetía, todo era de una manera diferente cada vez que recorría esas calles. Es por eso que me sentí ahí, en el ficticio mundo que Ridley Scott creó para Blade Runner (1982), una ciudad hostil, sobrepoblada de publicidades y de gigantografías. Me sentía Rick Deckard en su soledad y también en su valentía.
Llegaba el anochecer y tocaba salir a hacer patrullajes por las calles y callejones de Night City, siempre con la pistola/revolver y con una buena cantidad de municiones. Recorría los barrios de Little China, el polo industrial y Kabuki en busca de crímenes y ciber psicópatas.
Los objetivos que me proponía cada vez que salía eran los de «Retirar» -como se le conoce en Blade Runner al asesinato de androides- al menos a tres criminales por noche. La tarea es compleja ya que, algunos hacen mucho daño a distancia y otros poseen una destreza tan desarrollada que atinarles un golpe es difícil. Sin embargo, «Retirarlos» deja una sensación de victoria, casi la misma que genera al acabar con el primer boss de Dark Souls III.
Fluyan mis lagrimas, dijo el policía
En una de esas tantas salidas que solía hacer por las noches, me acerqué a un hotel de aspecto llamativo. Mi teléfono había soltado un encargo a unas calles de ese lugar, por lo tanto me tomé la libertad de echarle un vistazo. Este gran edificio está ubicado en la zona mas céntrica de Night City. De repente me percaté que las puertas se podían abrir -lo cual, dentro del juego, es muy complicado dar con una puerta que se abra-. Mi curiosidad me ganó e intenté abrirla. Cuando lo conseguí me pasó algo extraño, algo que no suele ser casual dentro de un videojuego. El lugar a donde había entrado se volvió ameno y familiar, y en efecto, el lobby era muy parecido a un escenario de Blade Runner.
Sobre el mostrador de aquel hotel abandonado había un detalle de carácter simbólico, era mucho mas que un pequeño guiño a la película: un origami de color azul. Sin embargo esto no queda aquí. Noté que, a mano izquierda había un elevador. En este punto de la historia mi asombro era inigualable, era la primera vez que veía ese edificio y mis sensaciones de haberme convertido en un autentico Blade Runner se habían vuelto mucho mas intensas que cuando comencé a jugar. Sin dudarlo me acerqué, toqué el botón y directamente fui redireccionado hacia la terraza de aquel viejo y desolado hotel.
Llovía. Llovía mucho. Las naves surcaban el espacio aéreo de la ciudad. Algunas alumbraban tanto que parecía que el sol jamás se había escondido. Salí hacia la terraza, las gigantografías que se posaban sobre los carteles iluminaban el paso para no caer por alguna cornisa traicionera. De fondo aún se escuchaba un muy lento jazz con arreglos futuristas. Era una mezcla extraña, sin lugar a dudas, pero generaba una atmosfera tan rica que lo que yo viví en ese momento fue único. Cuando doble nuevamente hacia la izquierda noté que a lo lejos de la terraza había un hombre sentado en el suelo. Estaba semi desnudo; solo vestía un pantalón corto negro, medias y botas. Tuve que acercarme, quizá el era un criminal o algún NPC con el que charlar.
Me acerqué y allí estaba él. Era Roy Batty, el replicante antagonista de la cinta. Su cuerpo se encontraba sin vida y sobre sus manos posaba una pequeña palomita simbolizando aquella escena tan icónica. No supe que hacer en ese momento, en mi cuerpo se habían juntado las ganas de reír, alegrarme y llorar. Este gran homenaje al actor y a la película, de la cual tomaron gran parte del mundo para poder recrearlo cuidadosamente en el videojuego, logró que yo quedara completamente enamorado de Cyberpunk 2077.
Repliqué mi personaje; recorrí Night City y me deje seducir por sus calles; me convertí en un Blader Runner y una noche, sin pensarlo apenas, lloré. Lloré de la emoción porque pude ver reflejado todo lo que a mi me gustaba con tan solo unos pequeños detalles.
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